Sólo pido.
Amaneció el miedo como un gato negro
agazapado en el tejado.
Abrí la ventana
y un día gris con uniforme de fantasma
me acercó al desamor de cada día.
Pero me defendí
y mandé al desamor con viento fresco.
Me disfracé del personaje que me toca
fingir cada semana. (Alguien debe hacer trampa
en el tinglado de esta antigua farsa:
casi siempre me asignan el papel
del payaso de las bofetadas).
Bajé a la calle,
con el invierno metido en las entrañas,
a buscar alguna melodía que me surja
híbrida de furia, de rabia o de desesperanza.
No sé por qué, todo fue en balde:
están cerradas todas las ventanas
y están mustios todos los geranios
en todos los balcones a mi alcance;
están sin música las esquinas de la calle.
Tal vez sólo sea la niebla
que me nubla las salidas;
por eso voy a tientas
entre sombras y entre espumas.
Tengo el cerebro acribillado por ideas extrañas.
Y al final, ya sólo pido,
para el día en que me muera,
que coloquéis un teléfono móvil en mi féretro.
(No es por nada; es por si alguien;
en el último momento,
piensa en mí y me hace una llamada).
9 comentarios:
Me ha gustado mucho el principio bueno, el resto también, pero el principio sobre todo: "amaneció el miedo"
Y al final, ya sólo pido,
para el día en que me muera,
que coloquéis un teléfono móvil en mi féretro.
(No es por nada; es por si alguien;
en el último momento,
piensa en mí y me hace una llamada).
esto y muchas cosas mas me han emocionado... lñei tu bio, tu páramo y algunos de tus poemas
Ya no es tan páramo tu blog. Vamos llegando, poco a poco.
Me gusta el principio, la mitad y el final de este poema.
Espero que ese celular tarde mucho en sonar... y si ha de sonar que sea en vida.
Un gran saludo, también a senddero.;
Tienes razón, senddero... en tu aclaración.
Gracias, Miguel. Es un viejo poema de mi segundo libro.
Cuando sea muy famoso (jeje) y me pidan una Antología trataré de mejorarlo.
Un abrazo.
Rubén, es un honor para esta humilde casa recibir a tan ilustre huesped, Gracias. Sobre todo sabiendo que llega desde Veracruz.
Saludos, colega.
El páramo, mi querida amiga y paisana cazurra, no está en la página, está en mí. Pero nunca está demás gozar de una soledad tan concurrida.
Por ahora, el teléfono está apagado. Mañana, Dios dirá.
Un beso, Maite Isoba.
Ah y saludos también al visitante desconocido que huyó sin dejar huellas.
¿ Sabes, amigo Octavio ?. Esta mañana me acerqué a ese Páramo fronterizo entre nuestro León y el Valladolid de Pilar, y el recuerdo fresco de un paseo por los soportales y calles de Villalón me ha sobresaltado a leer tus versos:
"No sé por qué, todo fue en balde:
están cerradas todas las ventanas
y están mustios todos los geranios
en todos los balcones a mi alcance;
están sin música las esquinas de la calle."
Aunque ya había leido estos versos es como si lo hiciera por primera vez.
Un fuerte abrazo.
Un poema debe de ser leido varias veces y vine de nuevo y me voy con una íntima tristeza. poema con oleadas de música intensa y robando bocina los chelos y los violines. un abrazo colega
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