Hoy debiera...

Junto al linde que roza el horizonte
hay un camino que gira la derecha.
Hay un hito que, a modo de una flecha,
señala hacia la cima de algún monte.

Cuando trato de subir por una estrecha
senda que se muestra y que se esconde,
hoy me pierdo y no sé cuándo ni dónde
se confunden mis hitos con mi fechas.

Ni un claro indicio, ni un diario
me iluminan, con mapa o calendario.
Sólo un incógnito camino a la derecha.

Un calendario que se rompe antes de fecha.
Una flecha que se dispara hacia la cumbre.
No hay sendero que ilumine o abra brecha.

¡Ya sólo le restan pavesas en la lumbre!

***
Si hay un círculo de luz que hacen las ondas
sobre el perfil del fondo de los acantilados,
el haz de luz que hay en los ojos que miran y que tiemblan,
hace que el párpado se extienda y se derrame
para abarcar los límites que enmarcan
a las piedras y a las tierras.
Para aprehender las gotas que del agua,
chocan contra la luz y explotan. Y hacen
del color arquitecturas, formas de caracolas,
caleidoscopios, ventanas afiladas de catedrales góticas
La luz entra en la entraña de las piedras.

El corazón queda convulso, se dilata y tiembla.

No sé si la verdad se esconde entre las sombras, pero la luz…
la luz se incrusta entre las rocas;
la luz se aloja en el fondo insondable de los ojos
que, entornados, buscan sueños de libro en las alcobas.

***
Hoy debiera contarles, cautamente,
en esta brillante tarde de espejismos,
que hay júbilo en el alma y que el camino
sigue transido de luces y de sones.

Hoy debiera decir, pues que es domingo,
que hay niños en la playa y que los jóvenes
juegan a un escondite de besos entreabiertos,
a un nuevo juego, apenas intuido,
entre adelfas, caléndulas y mirtos.

Hoy debiera apuntar en mi cuaderno,
qué ácido es el vino en las tabernas.

Hoy debiera creer en los milagros,
cambiar a los cipreses de su sitio,
herir a las nubes con las risas,
derribar las alambradas y arrancar los espinos…

Hoy debiera…