lunes, 16 de julio de 2012

A Unai

Tambalean tus pasos inseguros y te acercas. Me regalas esos ojos de miel y esa sonrisa -ese retazo de vida que amanece-, esos minúsculos dedos que a mis canas peinan y a mis ralas barbas acarician; que juegan con los sarmientos retorcidos de mis trémulos dedos que te escriben, e incentivas esta manía tonta, esta costumbre de seguir viviendo un poco más todos los días, como un continuar que no termina, como si fuera un siempre todavía, ...y acabas con las prisas de escribir las memorias de mi vida que han de cerrar este último capítulo.

1 comentario:

Jerónimo dijo...

Ahhh, amigo Octavio. Unai consigue arrancarte unas palabras tan bellas. ¿Cómo estáis?.