lunes, 22 de diciembre de 2008

La última esperanza.


Se besarán,

serán arrebatados

por el leve peso del espasmo

de una ceguera lúcida.


Se olvidarán

del pasar de la gente,

los ruidos y la noche.


Pasearan su amor por la aceras

rozando las esquinas.

Crearán santuarios indelebles

porque, donde un hombre

y una mujer se aman

bendito es el sitio para siempre.


Dejarán pasar el último tranvía

ajenos al tiempo y la lluvia

que bautiza las palabras nuevas

que estrenan ese día.


Se agarrarán la mano

como se ase la hiedra a los muros olvidados

y vivirán la gloria

de un dios alado que pasa y los saluda.

Sedentarán los bancos angostos de los parques

recónditos.


Se mirarán de frente y, asustados,

no entenderán el temblor con que amanecen.

Sembrarán de hierba y sombra los arriates

preñados de lirios amarillos escondidos.

Sementarán la tarde y sus premuras

con urgentes llamadas a las lunas

que fulgentes les circundan.


(Miro a través de mi ventana

e izo una bandera que saluda

la llegada de los clamores nuevos).

Llenarán de esplendor su primavera

mientras yo siento que mi otoño, macilento,

se revuelve en su sima y reverdece.


Se besarán,

serán amigos de ríos de mares y de brisas.

Poseerán la tierra y los dioses

inclinarán sumisos la cabeza

ante un sueñode nuevo amor que crece y los destrona.

4 comentarios:

Miguel Baquero dijo...

Muy bonito, Octavio. Todos tenemos nuestro momento, nuestro segundo mágico antes de ser destronados al instante siguiente

CESAR FERNANDEZ dijo...

Preciosa descripción de la grandeza del amor y de todo lo que origina a su alrededor...De sus detalles, de su esencia...

"Se agarrarán la mano
como se ase la hiedra a los muros olvidados..."

Me encanta. Será un placer seguir leyéndote. Saludos
César

Octavio dijo...

Siempre es de agradecer un comentario y una visita tuya, Miguel.
Un abrazo.

Octavio dijo...

Cásar, esa palabras, viniendo de un gran poeta como tú, le ensanchan a uno el alma. Gracias.
Éxito en la presentación de tu libro en Bidebarrieta. Prometo no faltar.
Suerte.