sábado, 8 de marzo de 2008

A Juan Rulfo.

He vuelto a Comala. Una vez más, y sin poder resistirme, he vuelto a Comala. Y no porque me lo haya encargado mi madre, que ya sabe que Pedro Páramo ha muerto; lo mismo que Lucas Páramo y el calavera de Miguelito Páramo.
No, he vuelto de la mano de Juan Rulfo a recorrer el Llano en llamas, subiendo la cuesta de las comadres, a pedir que no nos maten, porque nos han dado la tierra. Y es que somos muy pobres.
Ya me dijo Juan Rulfo: a mi padre y a mi madre los mataron en la contra-revolución de los “cristeros”, en la que, hasta el padre Rentería, jugo a ser “generalito”. Es lo que tienen las Revoluciones, que los revolucionaros acaban por instalarse en las mismas injusticias contra las que decían luchar.
He vuelto a Comala para estremecerme con Juan Rulfo. Hace tiempo que lo conozco y, pese a que siempre me digo a mi mismo que no volveré a frecuentarle, que no quiero sumergirme en su existencialismo escéptico, en su fatalismo asumido con resignación ante una ley manejada sin escrúpulos por el tirano de turno, su prosa me arrebata y me lleva de nuevo a su Comala fantasmagórica, tan ilusoria y tan real, al mismo tiempo. En la que los muertos, cundo el agua de la lluvia penetra en la tierra y les hace cosquillas en los pies, hablan y cuentan la historia de su pueblo, tan muerto como ellos.
Me siento hermanado con Comala: “Hay pueblos que saben a desdicha. Se les conoce con sorber un poco de aire viejo y entumido, pobre y flaco como todo lo viejo” Comala, pueblo pobre y muerto, asfixiado por una revolución y unos temores religioso-supersticiosos instalados en lo más profundo de su subconsciente.
Y no puedo evitar establecer paralelismos entre Codama y Celama, el páramo leonés de Luis Mateo Diez, sumido en la pobreza y asfixiado por una posguerra “diz que redentora”
Ha muerto Pedro Páramo y, hasta, a veces, siento pena por él. Él, que se creía dueño absoluto de vidas y haciendas, ve desesperado e impotente, cómo, lo único que ha querido verdaderamente en su vida, que es el amor de Susanita San Juan, se le va de entre los brazos, no se sabe bien si muerta de locura o de melancolía.
He vuelto a Comala y Juan Rulfo también se había muerto. El oficinista aburrido, desterrado en la gran ciudad que le caía ancha, y donde escaqueaba el tiempo y escribía extraños cuentos. Tan extraños, que cuando publicó El llano en llamas, con una tirada de 2.000 ejemplares, hubo de regalar más de la mitad porque nadie le hizo ni puto caso.
Nada que ver con, cuando dos años después, publicó “Pedro Páramo” y el mundo entero se preguntaba: ¿Quién es Juan Rulfo? ¿Por qué lo que escribe, tanta desolación, esa prosa tan severa y tan cargada de dolores, soledad y violencia?
Hasta que , al fin, el mundo se descubrió ante él y lo incluyó en la lista de los autores que revolucionaron la narrativa del siglo XX: los hispanoamericanos Ernesto Sábato, Alejo Carpentier, Cortázar, Borges, García Márquez…….o los occidentales Joyce, Proust, Virginia Wolf……..
No se sabe si asustado por su propio éxito, es el caso que se pasó el resto de su vida escribiendo y rompiendo folios de una nueva novela, que nunca llegó a ser.
Con su cámara de fotos al hombre, recorrió su tierra, lejos de la ciudad, para dejarnos memoria gráfica de su Jalisco, de su Comala. Gracias, Juan Rulfo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Octavio, tus escritos y tú están entre lo mejor que he encontrado en mi breve estancia por los mundos de la literatura. Ahora creo que voy camino a los infiernos, pero, entretanto, pongo un enlace de tu web en la mía. Si no te apetece semejante compañía, dímelo. ¡Ha sido un placer encontrarte!

Anónimo dijo...

Gracias, Rafa. He visitado tu página y casi me mareo al ver entre qué compañía de escritores me has puesto.
Te agradezco el enlace y procuraré hacer lo mismo, aunque no sé.
Y gracias por tu abrumador comentario.
Un abrazo.

Victoria Caro dijo...

Precisamente me acerco por este espacio, a través del enlace de Mamen pensando que quizás fueras el mismo Octavio de "El Recreo", no había visto el de Rafa, para expresarte mis más sinceras felicitaciones por los relatos que has publicado en "Tiempo de recreo". Me han maravillado. Ahora te seguiré gratamente a través de tu blog.

Victoria Caro Regidor

Anónimo dijo...

Gracias, Victoria, por tu amable comentario. Se ve que compartimos amigos y foros. Perdona que, en este batiburrilo de nombres y niks, no te haya identificado.
He visitado tu páginoa y repetiré.
Un beso: Octavio, Foz, Ofernan.....