viernes, 7 de mayo de 2010

Canciones de amor esperanzado.

Si, ya fuera al azar, ya de ex profeso,
buscando en río revuelto de los días,
hallé tu nombre grabado entre las piedras:
¿Qué puedo hacer sino tenerlo
enquistado en mis labios, pronunciarlo,
darle vuelta al revés hasta gastarlo
y hasta beberlo e incorporarlo
al clima urente que me envuelve?

Emborracharme de sílabas y letras,
deletrear con fruición cada fonema,
deleitarme en su cándido latido,
sabiendo que estás en él y que despierta,
con la huella esculpida en esa piedra,
una llamarada urgente hacia tus señas.

*****
En el principio fue el Ángel
que voló lejos de mí sin previo aviso
y me dejó desposeído
de la herencia del Verbo.
(El verbo amar, estoy diciendo)
Y todo fue soledad en un momento
tan cenital de la existencia.
Un suspiro, un instante
en que se urde, sobre la carne virgen,
la semblanza de un ser que despereza,
que nace y que germina.

Quiso un dios o el azar que tú llegases.
(Cosas, supongo, del destino).
Yo vagaba al azar por lo inconcreto.
Me miraste a los ojos fijamente y, sin hablarme,
yo sé que me dijiste:
“Líquidos están tus ojos y velada la voz
por sombras de abandono”.
Samaritana de fe, te me acercaste
y ungiste con tu mano la herida.
Y no hubo ya tiempos ni arcanos:
sólo lágrimas y besos
formando un nuevo amnios
en que nos sumergimos.

Vergel y lluvia para la tierra seca.
Oasis de sombra entre las dunas.

Me así al cuenco tibio de tu mano
y nunca, ni cruces de caminos,
bifurcaciones titubeantes,
abrieron las distancias.
Sólo un imán, una brújula, un destino.

Y hoy, que tu mano recorre mis arrugas y mis canas
con la turgente fuerza de tu ánimo,
tropiezo, sí, soy inseguro,
pero me ato a ti,
sigo singlando el rumbo
con ánimo o con miedo,
pero asido al gozo de tu mano.

Ese bordón que me eleva y que me guía,
desde un ayer
que ya es hoy
y que será mañana…todavía.

4 comentarios:

Una lectora dijo...

¡Es precioso, Octavio ! ¡precioso!

Carmen dijo...

Bellísimo.
Un dios, el azar, cosas del destino... ¿qué será?
Felicidades por su éxito.

La de níveos brazos dijo...

¡Qué bello poema, Octavio! Felicidades de corazón.

Octavio dijo...

Gracias, mi desconocida amiga.
Gracias Carmen y suerte.
Mi querida Nausicáa, la de los níveos brazos, gracias y que Ulises te conforte.